Miguel Fernández Braña
Cuando a Ramón Pérez, internado en el campo de concentración de Miranda de Ebro al final de la Guerra Civil, le propusieron colaborar como confidente con los vencedores no podía imaginar la influencia que la aceptación iba a tener en su destino. Al acabar la contienda le proporcionaron trabajo a ingresos extras por su colaboración. Conoció a su novia y entabló una gran amistad con David Ortiz, inspector del Ministerio de la Gobernación, con el que viviría una serie de avatares junto a sus respectivas compañeras. En la novela, un individuo imaginario, Emilio, narra las aventuras y desventuras de ambos protagonistas en un mundo de luchas y sufrimiento, y por el que desfilan personajes famosos en la política de la época desde Franco a Stalin, así como se cuentan algunas actividades de los servicios secretos, tanto nacionales como extranjeros. El argumento describe una intriga político-policiaca que se desarrolla a lo largo de la misma y cuya inesperada solución mantiene el interés hasta el final.