Luis Ignacio Marín
El poemario que tenemos en nuestras manos comienza con un efusivo saludo a la llegada del otoño, y es que el paso de las estaciones es uno de los puntos centrales en el imaginario del poeta. Pasamos luego a celebrar el agua, la brisa, la primavera, los bosques, el trinar de las aves, la lluvia, la naturaleza en fin A veces, el poeta se detiene a hablarnos de su mundo interior, del cambiante ánimo de las emociones: la amargura, la esperanza o desesperanza, el desvelo, el paso inclemente del tiempo, la tensión ante el entorno al que a veces vemos como un enemigo, el amor, los sentimientos en general, las tinieblas que por momentos nos rodean, la soledad y hasta de la mismísima poesía nos habla, y de la muerte siempre presente, y de la eternidad que no es más que una hoja arrastrada por el viento.