Angelica Rodríguez Marcano
A veces, la vida hace pausas: los planes no avanzan, las respuestas no llegan y sentimos atrapados en el mismo lugar, sin rumbo ni progreso. Es fácil desesperarse, pero en las líneas a continuación se mostrarán los diversos factores para lidiar con todo aquello que nos ralentiza. Es fácil pensar que hemos fallado, pero no todo lo que parece que es un estancamiento lo es. A veces, esa pausa es solo el tiempo que nuestra mente y nuestro corazón necesitan para reacomodarse.Resulta sustancial tener en cuenta que no todo crecimiento es visible de inmediato: hay raíces que se fortalecen en la quietud antes de que la planta brote.La vida está llena de siembras lentas. Su crecimiento es demorado y, por más que quieras adelantar su proceso, no lo lograras; solo obtendrás un cansancio emocional y mental.Seguido a esto, hay un máximo de sabiduría que se logra con la experiencia —y con ella, las decepciones—, donde resulta crucial distinguir que no toda batalla vale la pena. Y no es precisamente por falta de coraje, sino porque la energía no es infinita, y la paz tiene un precio que a veces se paga con silencios elegidos.En circunstancias se procede a ver todo como una urgencia. Sin embargo, cuando aterrizamos en la base de la madurez emocional, nos damos cuenta que no son más que trampas del ego. Ganar no siempre significa vencer; a veces, la verdadera victoria es elegir no luchar, no pelear. No todas las palabras merecen una réplica. Este libro nos enseña, en algunas de sus líneas, que hay algo más valioso que tener la razón y es tener tranquilidad.
